“Con el tiempo el Palacio de Bellas Artes se transformó en un lugar privilegiado para la enseñanza y la práctica artística de la música, el teatro, la danza y las artes visuales, verdadero foco generador y difusor de propuestas que muchas veces obedecieron a los cánones establecidos y otras resultaron ser corrientes innovadoras en las artes dominicanas”